La inercia de la cuarentena ha convertido a las series en la vía de escape por excelencia, y si ya antes nos permitía huir de la ajetreada realidad, hoy nos ayuda a calmar las ansias de normalidad. Son obligado tema de conversación y excusas perfectas para más cafés virtuales, quedadas y nuevos memes.
Adentrándome en la tercera década de vida; soy una seriéfila por necesidad, politóloga de formación, feminista en deconstrucción y eterna estudiante. He reído, soñado y lamentado las batallas de mis personajes favoritos en más series de las que me gustaría reconocer. También he de confesar que ya no recuerdo el número de veces que he deseado viajar a esos mundos ficticios y entablar conversaciones con muchos de ellos. Sin embargo, lo que me fascina de las series es esa capacidad ya no de reflejar la realidad, sino de anticiparla, criticarla, burlarse de ella e incluso, ese -tantas veces inadvertido- intento de cambiarla.
La idea de este espacio es recurrir a escenas, metáforas, personajes y teorías, para generar momentos que rompan con nuestra cotidianidad y frecuente pasividad en el consumo de series, películas y audiovisuales en general. Estamos convencidos de la relevancia de las series en el mundo actual y por ello creemos necesario espacios como éste. Las series serán puntos de encuentro e incentivos para conversaciones, reflexiones y desacuerdos. Dicho eso, he de aclarar que si bien las series serán el aglutinante de este blog no descarto la posibilidad de acudir también a películas como excusa para futuros temas que se aborden en este espacio.
Aunque a priori resulte difícil enumerar todas las series que me han obligado a reflexionar en un momento dado, mencionaré las primeras que me vienen a la memoria para ir creando afinidades: GOT, House of Cards, The Good Wife, The Handmaid´s Tale, Anatomía de Grey, Scandal, Outlander… Seguro que olvido muchas, pero sirva este breve listado como detonante de nuestro andar.
Quedaros conmigo un poco más!
